Ponele que uno está volviendo en colectivo, charlando con un compañero.
Volvés de guías, por lo que estás:
· Fisicamente cansado: Extraña sensacion de tener el cuerpo sin energía, el asiento del colectivo subitamente se transforma en la cosa mas cómoda que tu cuerpo pudo soñar. La mente realiza (mentalmente) toda la actividad que el cuerpo se niega a emprender, por lo que uno entra y sale de estados de hiperactividad contenida.
· Contento: sensacion de WIIIII que agarra después de volver cansado del grupo. Se tiene ganas de hacer mas cosas, pero también de volver. Todavía te reís de que el clan andaba distraído y no gritó.
· Nostalgioso: ya comenzás a extrañar a algunas personas, cada tanto mirás el cel, pero nada.
En ese estado es que volvés charlando con un compañero, en cole.
Cada tanto el colectivo frena y se produce un intercambio de gente. Sube gente, baja gente. Todo se mantiene mas o menos normal.
En una de las paradas se abren las puertas y sube un sombrero, un sombrero de copa ENORME, casi no cabe por la puerta. ¿Qué pasa entonces?.
Probables reacciones (pueden darse todas a la vez):
· Incredulidad: La razón le gana a ese insctinto de fantasía que lograste sacar del cajón de la infancia (tras soplarle el polvo, lo guardaste por siempre en tu bolsillo. Retorn a la infantese). La razón gana y una pregunta se formula lentamente en tu cabeza: ¿Qué hace un sombrero subiendo al colectivo?.
· Mentalidad de fantasía: comenzas a imaginarte cosas que te gustaría que pasaran (y parece que están pasando, nomás). El sombrero sube al colectivo por si solo. Dice: "Buenas" y se sienta cerca tuyo. Se queda quietecito mirando por la ventana, silba despacito "La mala reputacion" de Pablo Dacal.
· Risa: Claro, semejante situacion... ¡¿Y NI UNA SOLA SONRISA?!, ¡Por favor!. Te sonreís ligeramente. Te inclinás hacia tu compañero y le susurrás: "Mira, Fede, se subió un sombrero al colectivo". Al ver que en su rostro también se va dibujando una sonrisa (se desparrama por su cara como las ondas en el agua, cuando tirás una piedra) no podés contenerte y... ¡dejas ir el caudal de risas que acude a tu boca sin detenerse!. En vez de reirte cada vez menos, te reís cada vez mas. Parece que nunca te vas a detener.
Estas cosas suelen pasar cuando se sube un sombrero al colectivo. Ya estáis advertidos.
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