miércoles, 14 de enero de 2009

Bach - suite nº1 en sol mayor.

Un poco tiene ese no se que. No se, no es un preludio. Es un poco como hamacarse en una silla, y cerrar los ojos. Es la música perfecta para mecerse y cerrar los ojos y dejar que todo fluya. Es la banda sonora de esa película que todos vimos (y actuamos) en que alguien se hamaca en una silla y deja ir las preocupaciones. Y es un suspiro y (quizás, solo quizás) un buen mate. O un té verde, depende.
Es un poco el olor a madera, o el olor a bosque. Es volver a casa feliz, con las manos pegoteadas de savia de pino.
Es llegar una noche de invierno y calentarse las manos en el fuego. Suspirar.
Suspirar, hay tantas formas de suspirar.
Uno suspira cuando se siente tranquilo, cuando se siente relajado. Uno suspira cuando quiere relajarse, uno suspira y todas las cosas que lleva encima se van (o quizá no se van, y eso es un problema incómodo) en ese suspiro. Uno suspira de amor, por la persona que ama. Casi sin darse cuenta, uno piensa en esa persona especial y se le escapa un suspiro. Y cuando lo nota, puede ser muy gracioso.
Uno suspira por extrañar, el fin de extrañar, el suspiro latente.
Uno suspira por tristeza, suspira al llorar y el suspiro sale con un ligero vibrato y medio mezclado con humedad.
Uno suspira a veces sin razones.

Habría que dedicarle una buena plaza al suspiro, ¿no?.

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