lunes, 2 de febrero de 2009

La rûe

Cuando entré a la biblioteca, supe que quizá habíamos llevado todo demasiado lejos.
Corrí entre las estanterías, oyendo una melodía desesperada que subía y bajaba. Una melodía sin sentido, como si alguien intentara suicidar a la música misma.
Tras un largo pastillo lo vi, de pie junto al piano. Me acerqué sin saber que esperar, con Laurent siguiendo mis pasos.
Al llegar a la pequeña estancia, la imagen que se desplegaba ante mis ojos era aterradora.
Efectivamente era él, con un violín entre sus dedos, encogido como un animal herido, tocando enloquecidamente como si no hubiera cordura posible que pudiera calmar su angustia. Su música era indescriptible, sentí que podría enloquecer si intentaba comprender.
Avancé unos pasos hacia él, Laurent me tomó del brazo, impidiéndome proseguir.
- No te acerques... mira- susurró, como si temiera interrumpir al músico.
Escruté su rostro... en tanto su cuerpo se sacudía angustiosamente, por sus mejillas rodaba una cascada de lágrimas. Lloraba. Estaba llorando.
La música comenzó a volverse mas rápida y mas desesperada, cada segundo que transcurría su angustia aumentaba, podía sentirlo perfectamente, podía verlo en su cuerpo.
- Si no hacemos algo rápido...- comencé, sin saber como acabar esa frase.
Mi voz pareció despertarlo de su sopor, suavemente abrió sus ojos inundados en lágrimas y me dirigió una mirada que no supe como interpretar. No sabía si era una mirada de reproche, o si me recordaba que me quería, o si me declaraba un odio eterno, o simplemente confesaba un odio hacia si mismo.
Subitamente su mano se aflojó y la melodía acabó de forma descontrolada. Dejó caer su brazo. Depositó con suavidad el violin sobre el piano, junto a él, y cayó desprolijamente entre los libros.

1 comentario: