domingo, 22 de febrero de 2009

Capítulo 1: La estatua durmiente

Se acomoda un poco mejor en la silla, dándose cuenta (amargamente) de que necesita ir al baño. Decide postergar eso para mas tarde. Finalmente la inspiración lo agarró trabajando.
D:\Yann Tiersen\L'Absente\La parade
La música se desliza desde sus auriculares hacia sus oídos. "Nobody is here for now". Piensa que es verdad.
Piensa tantas otras cosas. Piensa en cuanto le gusta escribir en tercera persona (Quizá por su timidéz). Piensa en que aún tiene hambre. Piensa en ella.
Claro, era inevitable. Piensa en ella. Después de todo... ¿No piensa siempre en ella?. Cuando oue alguna canción que le recuerda. Cuando hecha un largo vistazo al cielo, permitiéndose perderse entre las nubes. Cuando respira, practicamente.
Se había llegado a cuestionar si el pensar tanto en ella no sería un síntoma de... neurosis. Se había dedicado a analizarlo a fondo. Pero acabó descubriendo que simplemente le agradaba recordarla. Recordar el contorno de sus ojos ligeramente desenfocados. La forma en que su boca se torcía al sonreír. Sus cabellos. La forma y estatura de su cuerpo.
Sonrió amargamente. Planeaba escribir sobre si mismo y había acabado escribiendo sobre ella.
Pero... ¿Era posible separar ambos conceptos?. Claro que si, y a la vez Claro que no.
Arrastró toda la carpeta al reproductor de Winamp y dejó que sonara a su gusto.
Un movimiento introductorio llenó la habitación de perfume.
Si, era lo que necesitaba para el primer capítulo de su pequeño proyecto: un movimiento introductorio.
Tarararaaara-rararaaraararaaaa....
Se secó las manos ligeramente sudadas en su remera y continuó.
¿Por donde empezar?.
Bueno, recordaba una frase de esa película que tanto le gustaba llamada "Fight Club".
Si, esa que decía "Durante mucho tiempo no pude dormir".
Era algo que le preocupaba. No, no el no poder dormir. Dormía bien, y a veces demasiado. Despertarse a las 1 p.m le molestaba muchísimo. Amaba la mañana.
No, lo que le preocupaba era el comer.
Se detuvo un momento para dejar caer unas notas de piano sobre su cabeza.
Continuó: lo que le preocupaba era que cada vez tenía menos apetito. Aquellos momentos en que sentía mucho hambre pero no tenía apetito. Aquellos momentos en que se obligaba a comer y comenzaba a sentir nauseas. Todo aquello le preocupaba. Y todo aquello había empezado hacía pocos días.
¿Qué opiniones había recibido?.
De ella: Anorexia. Pero en realidad ella solo bromeaba. Ambos sabían que él no se preocupaba por estar o no estar gordo. Ni por su apariencia física.
De su madre (que había notado lo poco que comía): Anemia. Eso era algo a lo que se le podía prestar atención. Pero no notaba los síntomas típicos de anemia. Se sentía activo.
De él mismo: buscá en internet, che, no vayas todavía al médico.
"Pérdida de apetito causada por:
· Nerviosismo
· Soledad
· Estress
· Cansancio
· Aburrimiento
· Agotamiento
· Ansiedad
· Pérdida de un ser querido
· Depresión"

Esa era la página que mas le había gustado.
"¿Tenés alguno de esos síntomas?", Se había preguntado a si mismo. Y había acabado por sacarle la lengua al monitor.

Pero esas cosas no eran tan graves. Después de todo... peor estaban aquellos que querían comer y no tenían como. ¿No?.

...¿no?...


Comptine d'un autres L'Apres
Amaba esa canción.
Recordó una ocasión en que el profesor de historia (vease: Baiz) había pedido que lleven música de su gusto a la clase. Él había llevado esa melodía de piano.
¿Como diría el Nono?.
"Mamma miiiia, ¡eh!"
Si, fue algo asi.

Se obligó a buscar algo para escribir.
A fin de cuentas...
...¿no era ese el primer capítulo?.
¿Y ya se estaba acabando sin ideas?.
No, no era eso. Era que simplemente no sabía por donde empezar.
Y un poco de eso se debía a que no sabía bien lo que quería escribir.

Recordó que dentro de poco volvería a la rutina. Y eso lo haría ver cosas nuevas.
Las vacaciones le estaban cayendo pesadas. Solía sentirse un poco agobiado dentro de ese hogar, por lo que salía siempre que podía. Le agradaba estar solo. Y al mismo tiempo le resultaba muy triste.
Pensó en ir a... no, esperá, Tin, son las 1:14 A.M, ¡Ni se te ocurra!.
¿Mañana?.
Tampoco.

En ese momento comenzó "Summer '78". Música mas adecuada, imposible.
Recordaba esa casa con olor a hogar en la que había sido tan feliz y en la que había pasado innumerables noches.
Todo esto había desaparecido.
Una casa que se sostenía sobre dos columnas.
Una de ellas había caído subitamente una tarde. Una tarde soleada... y fea.
La otra... la otra había permanecido en pie, pero se desquebrajaba por dentro.
Finalmente él le dio una patada y la feliz columna cayó.
Nunca más violvió a esa casa.

¿Qué decía ella?.
Que debía encontrar nuevos amigos.
Pero no quería nuevos amigos... ni tampoco se imaginaba con nuevos amigos.
Aún asi, él sabía que el hecho de andar por ahi de la mano de si mismo, solo porque había perdido la companía de sus dos grandes amigos, era tonto. La vida sigue. La gente viene y va.

Dentro de poco retomaría sus actividades.
La escuela, el conservatorio, scoutismo.
Todo aquello que le hacía sentir un poquito mejor. Y que lo arrancaba de esa vida monocromática.
Aunque eso lo mantendría ocupado durante mucho tiempo. Necesitaba tiempo para si mismo. Y también para ella.

Ella era la que hacía sus días un poco mas soportables, a veces sin saberlo.

¿Como la había conocido?.

Lo recordaba perfectamente bien.

Ese día no había prestado atención a lo que, sin duda, se convertiría en una de sus aventuras mas vertiginosas y agradables.
Habían pasado por tanto juntos... peleas, risas, llantos. Por ella había pasado noches sin dormir, ya sea sonriendo o llorando.
Recordó aquél cumpleaños suyo en que creyó que ya no la volvería a ver. Que solo sus mejillas mortalmente pálidas le recordarían la sombra de aquello que fue.

Y ahora...
...y ahora "la cosa" se había "puesto peluda".

Baja autoestima.
Siempre.
Siempre había tenido baja autoestima.
Y eso había hecho las cosas dificiles. Porque nadie puede soportar a alguien con baja autoestima durante cinco años. Menos si se lo ama.
Pero a fin de cuentas... ¿no seguía ella allí?.
¿No seguía él allí?.

Claro, la cosa se había puesto ridiculamente peluda, si.

Notó como una lágrima se deslizaba por su mejilla. Querer tanto a alguien... era tan lindo.

Notó una punzada de hambre. Pero no quería comer.
Diablos, ¿Porqué no?.

Porque no. Y ya. No hagas preguntas.

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